viernes, 28 de marzo de 2008

¡SOLLOZA VARGAS LLOSA!




Con qué moral Mario Vargas Llosa viene a darnos lecciones de política… si su política no ha sido precisamente dar lecciones de moral. Su política personal ha sido siempre defender el neoliberalismo que ha condenado a nuestros pueblos a la miseria. Cómo será el prestigio político de Vargas Llosa que el propio pueblo peruano prefirió a Fujimori en las elecciones presidenciales de 1990. Y cualquiera pudiera decir que, para el momento ese pueblo no conocía al Japonés… pero, primero sí conocía a Vargas Llosa y segundo, en el 95 volvió a elegir a Fujimori. Es decir, que los propios compatriotas del autor de La fiesta del chivo, prefirieron a un malo por conocer y después a un malo conocido que al buen escritor. ¡Ahh claro! Muchos se atrevieron y se atreven a condenar al pueblo peruano por esa decisión tildándolo de ignorante, pero bien lo dijo nuestro Alí Primera: “el pueblo es sabio y paciente”. Tan entrañable es el amor de Vargas Llosa por su país y sus compatriotas que se hizo español en 1993… muchos dicen que a cambio del premio Cervantes que se ganó en 1994. Dicho sea de paso, bien merecido lo tiene su obra literaria.
Vargas Llosa dijo en Brasil que “Chávez es un ser de otro tiempo, extraviado en un mundo en el que las cosas que hace son caducas”. O sea que, para el intelectual peruano las misiones sociales que ofrecen a los venezolanos de menos recurso, salud, educación, alimentación… en fin bienestar, son caducas. O sea que, la UNESCO reconoció una cosa caduca como la Misión Robinson, cuando declaró a Venezuela libre de analfabetismo. Es decir, que los peruanos que han venido a Venezuela a operarse de catarata, en realidad vinieron a curarse de una ceguera caduca. Con razón, Vargas Llosa decidió no volver a ser candidato, porque según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el pueblo peruano, como la mayoría de los pueblos del hemisferio, adolece precisamente de cosas caducas como una educación accesible y de calidad; como un sistema de salud que atienda a los ciudadanos más pobres; como vías de comunicación; como créditos para trabajar la agricultura; como programas de vivienda; y otro montón de cosas caducas, cuya carencia definen –según el PNUD- la pobreza. En resumen, para Vargas Llosa combatir la pobreza es una cosa caduca.
El descaro de Vargas Llosa es tal que se atrevió a decir –también en Brasil- que, felicitaba a Lula Da Silva por hacer “todo lo contrario de lo que dijo que haría”. Agregó que se había “aterrorizado” cuando en campaña Lula expresó las ideas que al final le dieron la presidencia y la reelección. Debemos entender entonces que, según Vargas Llosa, el presidente brasileño ha defraudado a sus electores haciendo lo contrario de lo que estos votaron. En honor al silogismo debemos deducir también que, según Vargas Llosa, los pueblos de América Latina que han elegido gobiernos de izquierda son absolutamente caducos. Es muy probable que la brillantez de Vargas Llosa lo haya hecho quedarse estancado en el futuro en el que descubrió que Asnar, Fox, Sanguinetti y Roger Noriega son tan intelectuales como él.

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