lunes, 31 de marzo de 2008


Recordemos que el término Guerra de cuarta generación se originó en 1989 cuando William Lind y cuatro oficiales del ejército y el cuerpo de infantería de marina de los estados unidos de Norte América titularon un documento “el rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación” en el cual definían está acción como “una denominación dentro de la doctrina militar estadounidense que comprende entre otras, la Guerra asimétrica, la Guerra Sucia, el Terrorismo y la Propaganda, en combinación con estrategias no convencionales de combate que incluyen la Cibernética, la Población civil y la Política”. Hasta aquí nos queda claro entonces que, estamos en una guerra; que es de tipo asimétrica; que los medios de oposición cuentan con la superioridad numérica; que siendo la manipulación uno de sus elementos, se trata de una guerra sucia; que es terrorista, por cuanto infunde terror; que sin duda es propagandística porque combate la propuesta de socialismo y reafirma la defensa del capitalismo y el neoliberalismo; que utiliza a la población civil, principal víctima de sus manipulaciones; que amplía su alcance a través de la Internet y usa la tecnología para hacer montajes de falsas noticias… y al final tiene como blanco de sus ataques al personaje político Hugo Chávez. En conclusión se trata de una guerra de cuarta generación. Tercera revisión.
La SIP se ha convertido en una suerte de Orson Welles anunciando la invasión de marcianos que generó pánico en los Estados Unidos aquella víspera de Halloween de 1938, pero multiplicado por el número de medios que controla. En esta ocasión el guión no es una adaptación de la novela La guerra de los mundos, sino del manual que utilizaron para derrocar, entre otros, al compañero presidente Salvador Allende y a Jacobo Árbenz. Qué esperamos aquí… que Chávez corra con la misma suerte para intentar un juicio por terrorismo contra algunos medios venezolanos. Esta es mi percepción, la verdad jurídica tendrán que decirla los tribunales competentes, pero creo que más allá de los congresos hay que tomar acciones. Repito: yo no soy juez, ni quiero serlo… pero tampoco quiero sentarme a esperar que nos invadan los extraterrestres.

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