lunes, 31 de marzo de 2008


De acuerdo con el mismo diccionario, la guerra asimétrica es “aquella que implica desigualdad, es decir que una de las partes posee mayores recursos que la otra”. Y según los expertos de la página digital http://www.psicología-online.com/, para que haya manipulación “es necesaria una relación asimétrica o desigual, entre al menos, dos personas. Es decir que una predominantemente da y la otra predominantemente recibe… uno gana y el otro pierde”. Para hacerlo sencillo, digamos que las partes son: los chavistas y los escuálidos o antichavistas. Que cualquier juez cuente entonces sin moverse de su casa o su despacho, de cuantos medios dispone el gobierno y sus seguidores y de cuantos la oposición. Que cuente también la cantidad de veces que han dicho cosas que no son ciertas… y en campañas bien estructuradas, como el montaje que presentó al presidente diciendo que consumía la sagrada hoja de coca mientras se veía verter leche en polvo como si fuera cocaína. Basta con recordar que publicaron falsos ejemplares de la propuesta de reforma constitucional. Además de las estúpidas versiones extraídas del computador antimisil de Raúl Reyes… y no es que lo diga yo… es que la OEA rechazó estas pretensiones de prueba; la ONU no se ha pronunciado y el tribunal de La Haya no las admitió… entonces es mentira, por tanto entran en la calificación de elementos de manipulación. En relación a la condición de perdedor o ganador, veamos quienes murieron los días once y doce de abril de 2002. No se cuenta ni un solo dueño de medio o familiar de este… ni siquiera herido. La misma relación se establece entre las víctimas del sabotaje petrolero que murieron antes de llegar a los hospitales por no tener transporte (incluyendo parturientas), o las que se calcinaron trasladando gasolina de manera riesgosa, mientras los dueños de medios contaban con sus médicos de cabecera y hacían uso de las facilidades que el propio gobierno dio a éstos y a los galenos para abastecer sus vehículos con la poca gasolina que dejaron. Segunda revisión.

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