martes, 17 de noviembre de 2009

ZULIANOS VENDIERON LA CHINITA A LAS CERVECERAS







Desde hace ya bastante tiempo, en cada noviembre, no sólo se ratifica, sino que se profundiza el falso regionalismo zuliano. Además del disfraz de Las Vegas que los gobernadores y alcaldes de turno imponen a las principales avenidas de la ciudad, el cartel de la Feria de la Chinita exhibe programas que nada tienen que ver con la zulianidad. ¿Qué turista puede sentirse en Maracaibo si lo que escucha por todas partes es vallenato, reggaetón, merengue… y Koquimba, que “no es lo mismo, pero es igual”? De gaitas… cada vez menos.
Empecemos por la llamada “Orquídea”, con la que se burlan de todo el mundo haciéndole creer a los pendejos que los aplausos determinan el color… y por ende la importancia de la presea entregada. Además, ¿Qué tendrá que ver la hermosa flor con nuestra región? Si me dijeran una cayena, una berbería, una palma… o hasta un cují. Pero vaya usted a saber dónde carajos va a conseguir una orquídea en Maracaibo. Pero a los zulianos eso les importa un pepino. Si Sábado Sensacional dice que es una orquídea, pues que sea una orquídea. Como si hubiese sugerido un pingüino o la estatua de la Libertad. Lo importante es salir en televisión. Y lo peor es que a esta payasada se han prestado gobernantes y demás dirigentes políticos, tanto de un bando como del otro.
Se acabaron los llamados complejos feriales en los que uno podía ver desfilar, de gratis, las mejores agrupaciones de gaitas. Estos escenarios, fueron vendidos al “Oso” y a la “Catira”, personajes que deciden ahora, quienes se montan en sus respectivas tarimas. Por supuesto, en esta planificación lo que menos importa es el gentilicio, la idiosincrasia, la cultura o la identidad local… es decir, la gaita. No, en esto prevalece el Hit Parade, especialmente mayamero y… un tanto el de los circuitos mercadotécnicos de la radio nacional. O sea, el oligopolio mediático venezolano. Zuliano que quiera figurar en esos espacios tiene que montarse su acordeón al hombro pa´ servirle de telón a Diomedes Díaz; al hijo de Diomedes Díaz; a Anibal Velázquez; al hijo de Anibal Velázquez; a Iván Villazón; a Jean Carlos Centeno; al Binomio de Oro; a Felipe Peláez; y a cuanto vallenatero suene por allí… incluyendo los locales discípulos de los antes mencionados, como: Tacupae, Bacanos, Los Pelaos y demás. A propósito, quiero hacer dos aclaratorias: primero, no tengo nada en contra del vallenato ni del reggaetón, pero ¡coño! tienen once meses y medio al año para montar espectáculos con estos géneros y cualquier otro que les venga en gana. Déjennos, aunque sea la Feria para escuchar y ver en vivo nuestra gaita. La otra aclaratoria es que, no es que yo conozca a estos grupos y cantantes que menciono… no, simplemente los copié de la amplia promoción que Panorama (empresa que también se sirve de las cerveceras) le da a los “carteles de feria”.



Que melancolía puede sentir uno cuando está fuera, si pa´ vallenato y reggaetón cualquier lugar del mundo es bueno. La cosa es tan triste que, actualmente en Miami, Madrid y hasta en varias ciudades de Colombia, el tributo a la Chinita Maracucha… o (para no herir susceptibilidades) marabina, es más auténtico que en el Zulia, porque en estos sitios se hace solo con gaitas, asumiendo la identificación de este género musical con nuestra Patrona. Melancolía siento por aquellos tiempos cuando uno se trasnochaba para ver a los Cardenales del Éxito; al Saladillo; a las Estrellas del Zulia; al Santanita; a Rincón Morales; a Pillopo; a los Zagalines; a los Zagales; a las Dinámicas de Cabimas; al Gran Coquivacoa; a los Rudos; a Maragaita; y tantos otros que se rotaban por las distantes tarimas y escenarios con el fin de que todos, con más o menos comodidad, pudiéramos disfrutar de quienes para esa fecha estaban por encima de vallenateros, merengueros, salseros… y demás eros, en popularidad y admiración. A los demás, los disfrutaba uno en cualquier época del año, pero noviembre era para la gaita.
Y muy pocos hablan de esto, porque pareciera que el regionalismo solo se aplica para efectos electorales. Digo muy pocos, porque no puedo meter en el mismo saco a quienes, me consta, en algún momento han intentado la defensa de la gaita ante el avasallamiento de empresas cerveceras, sellos disqueros y cadenas radiales que relegan nuestro distintivo género musical a punta de billete. Para ser responsable debo mencionar a Humberto Rodríguez; Ramón Soto Urdaneta; Luis Guillermo Vílchez; Betty Alvarado; León Magno Montiel; Reinaldo Cubillán; Moraima Gutiérrez; Mario Isea; Oscar García; por supuesto Ramón Castellano; el más acérrimo defensor de todos: Astolfo Romero; toda Santa Lucía… y muchos otros. Algunos de los cuales, inclusive, aún recibiendo publicidad de estas licoreras, han promovido la gaita como atractivo principal de la Feria. Pero lamentablemente, mientras los pronunciamientos en contra de esta flagrante venta de nuestra festividad -incluyendo a la Chinita- no se escuchen a una sola voz, seguiremos añorando aquellos festivales y amaneceres hasta que, con nuestra memoria desaparezca también el último rastro de lo que fue aquella exhibición de identidad que nos hacía sentir únicos. Algunos “místicos” salieron a decir que el rayo que destrozó parte de la imagen de la Virgen anunciaba la molestia de la Santa por la situación política del país. Yo me atrevo a pensar que pudo haber sido también para que en la restauración, aprovechemos y sustituyamos a San Antonio y San Andrés por el Oso y la Catira… y en vez del niño, le pongamos a la Chinita en los brazos, un acordeón. A fin de cuentas, también es la patrona de Colombia.

Esta es la nueva tablita de la virgen que apareció el año pasado en la playa de Lago Mall, después del Amanecer de Feria


domingo, 8 de noviembre de 2009

HASTA QUE ME TOCÓ A MÍ







Ayer escribí un artículo para denunciar la tragedia de una familia amiga en la que han muerto dos miembros, por el hecho de no tener dinero para costear la responsabilidad de unos médicos que, no podemos llamar asesinos porque parece que todavía en este país no está tipificado como delito el dejar morir. Cosa que según la lógica criminal, no es lo mismo que matar. Todavía ese texto está publicado en la página actual de Aporrea y hoy tengo que escribir otro para anunciar que esta vez, la lotería del infortunio le tocó a mi familia. En otro escenario… pero el resultado es el mismo: la muerte.
Jomarf Romero tenía 24 años, era estudiante universitario; camarógrafo; Técnico Audiovisual; productor independiente; defensor de los medios comunitarios; protector de animales; en fin… soñador. Además de militante activo del Partido Socialista Unido de Venezuela… y como él mismo lo decía: comunista, como sus padres y su abuelo. Encontró la muerte donde menos la esperaba. No fue en la carretera; ni en una montaña; ni en la playa; ni en un helicóptero; ni en una marcha escuálida en las que se metía a grabar. ¡No! Lo mataron en la casa en la que se celebraba el cumpleaños de su compañera sentimental, quien es Coordinadora de la Misión Barrio Adentro de Maracaibo. Y quien, por cierto, casi muere hace dos años cuando un irresponsable haciendo piques en una de las avenidas principales de esta ciudad la chocó y luego la dejó abandonada, gravemente herida.
Los tipos entraron como Pedro por su casa. Bueno, no se si Pedro podrá entrar a su casa con tanta facilidad como los paramilitares al centro de Maracaibo; o los secuestradores a las empresas y urbanizaciones de esta “Tierra del choro amada”. O como estos delincuentes que llegaron a atracar y le metieron un tiro en la cabeza a mi sobrino. ¡Coño! ¿Hasta cuándo esta vaina?










Solo en esta semana que acaba de terminar, he sabido del asesinato de una alumna de mi hermana y su bebé de once meses; un amigo y colega locutor a quien le dieron un balazo para robarle un carro viejo; un médico amigo de mi madre a quien también le dieron un tiro para atracarlo… y ahora mi sobrino. Y no sé de más casos recientes porque en estos momentos estoy fuera de Maracaibo. Pero estoy hablando de lo sucedido solo en el entorno de una familia marabina.
No, se trata de reclamar porque me pasó a mí. Ni de pensar que la delincuencia es un problema nuevo. ¡No! Pero el caso de Maracaibo es crítico. Si la cosa sigue así, dentro de poco se va a convertir en una ciudad fantasma, porque el que no está muerto, está secuestrado o lo están siguiendo. Y no hay manera de protegerse ni con cercas eléctricas; ni con perros; ni con “Poliwuayús”; ni con empresas de vigilancia; ni con sistemas satelitales; ni siendo rico; ni siendo pobre; ni viejo; ni niño; ni armado; ni desarmado; ni en la universidad; ni en el hospital; ni en la funeraria; ni en el estadio; ni en el cine… no hay escapatoria Comandante. Estamos sitiados y lo peor es que todo el mundo sabe donde están los responsables, porque ni siquiera se esconden. Es más fácil conseguir en el Callejón de los Pobres o en Las Playitas a un Paracoprestamista que un disco de gaitas. Y las calcomanías de las vacunas para carros las venden en los semáforos, a la luz de la impunidad.
Yo lo felicito por el “Plan Caracas Segura” Ministro, pero como zuliano le imploro una acción similar para mi ciudad que no solo padece la delincuencia organizada desde las instancias del gobierno local y estadal, sino la desidia e indiferencia en la que se amparan los criminales para actuar libremente. La verdad es que los poderes fácticos del Zulia nos tienen –política, social y territorialmente- más del lado colombiano que del venezolano. Yo no soy sociólogo, pero creo que la raíz de los problemas de Caracas está en la superpoblación y en el Zulia en el desgobierno. Declare al Estado en emergencia Comandante y mande las tanquetas que movilizó cuando el ejército colombiano ingresó a territorio ecuatoriano. Invádanos Presidente, por favor… militarice a Maracaibo y líbrenos de esta agonía.

A MI AMIGO LO MATÓ LA DEMOCRACIA

Esa noche llegó a su casa después del arduo trajín diario. Fue directo al baño como todo el que regresa de la ducha solar marabina que a veces supera los 40 grados centígrados. Encendió la luz y el destello fue tan fuerte que cuando despertó estaba en la cama de un hospital con quemaduras de tercer grado. Había pasado lo que muchas veces ha sucedido en esta ciudad que flota sobre una de las mayores reservas de gas natural del país y del Continente. Una pequeña fracción del inmenso volcán al que se refería Ignacio de la Cruz, había hecho erupción, justo debajo de mi amigo Etelberto: Nadador, bohemio, vendedor eximio y pallador profundo de Isla de Toas.
Todos los ahorros de la familia no alcanzaban para pensar en una clínica. Además hubiera sido como lanzar el dinero a la brasa del departamento administrativo de una de estas empresas que subastan la vida y la muerte como si de una bolsa de valores se tratara, a cambio de uno o dos días de restringida atención. Las acciones de mi amigo… el poeta, cayeron abruptamente, así que tuvo que salir del juego. Con el mayor de los riesgos continuó en un hospital público, en el que sólo le prestaron una cama de un cuarto compartido, pero: “Lo lamentamos señores, aquí no tenemos los equipos necesarios para curar las heridas internas, que son de bastante gravedad”, expresó el médico Jefe de la Unidad de Quemados. “Y… ¿qué se puede hacer doctor?”, preguntaron los familiares. “Aquí, rezar y esperar un milagro… a menos que tengan para ingresarlo en la única clínica que cuenta con la tecnología adecuada”, respondió el galeno.
A la buena de Dios, consultamos en la susodicha clínica. “No hay problema señores, ustedes traen un depósito de cien mil bolívares fuertes y de inmediato lo ingresamos”, nos dijeron en la oficina de admisión. En medio de la desesperación acudimos a un alcalde socialista quien inmediatamente envió a su administradora para que se encargara del asunto. Volvimos a la clínica con mi amigo en una ambulancia, pero Hipócrates, no solo seguía sin aparecer, sino que a sus espaldas uno de sus conjurados –al ver que el dinero provenía de un burgomaestre izquierdista-, sin la más mínima compasión y a escasos 20 metros de la homónima Virgen de Coromoto, nos dijo: “Díganle a ese alcalde chavista que se lleve a su paciente para un hospital del Gobierno”.
Mi amigo volvió a la cama del hospital público. Mientras nosotros seguíamos tratando de ganarle la carrera al capitalismo salvaje e indolente. A través de un camarada accedimos a la más alta dirigencia de PDVSA, de donde surgió una nueva oportunidad de pago. Pero al no poder esgrimir el mismo argumento anterior, ya que de la industria petrolera recibía el mayor ingreso, la dirección de la clínica alegó que el depósito ya no era de cien mil bolívares fuertes, sino de cuatrocientos mil. Todo volvió a desplomarse.
Ya casi sin fuerzas para seguir y mucho menos tiempo, nos tropezamos, casualmente, con una amiga cuyo esposo, Oficial del Ejército, nos ayudó a conseguir el ingreso en el Hospital Militar de Maracaibo, donde al parecer, también están los equipos para tratar las lesiones sufridas por mi amigo “Tebeto”. En ese momento nos volvió la esperanza al cuerpo. De inmediato llamamos a los familiares del infortunado, pero ya no había nada que hacer, mi amigo… el Luis Edgardo Ramírez maracucho, había terminado su última función. Iba rumbo al cementerio… sin guitarra, sin poesía y… sin dinero que, en estos tiempos es lo mismo que decir: sin Democracia.
Eso sucedió hace seis años. Entonces no escribí esta nota, porque estaba muy reciente el Golpe de Estado y el sabotaje petrolero. Pero cuando a diez años de la Revolución esta historia se sigue repitiendo y cuando escuchamos al Ministro de Interior y Justicia advertir a los hospitales y clínicas privadas del país que están obligados por Ley a atender sin reparos a los funcionarios policiales que lleguen heridos a estos centros asistenciales, nos preguntamos: ¿Cuándo se va a obligar por Ley, por justicia, por ética y por humanidad a todos los médicos de este país en Revolución, a honrar fielmente el Juramento Hipocrático? El incumplimiento de este compromiso moral asumido al momento de recibir el título, debería ser considerado un delito de lesa humanidad y sancionado como tal. De haber sido así, tal vez el nieto de mi amigo Etelberto no hubiese muerto hace una semana. A la madre le faltó una ínfima parte del millonario presupuesto que el Estado paga a los seguros privados para que sigan haciendo con sus afiliados lo que les venga en gana. Es decir… otra vez, a esta familia, le fue insuficiente la Democracia. A esto nos referimos, cuando decimos: “PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE”.

sábado, 7 de noviembre de 2009

CHAVISTAS ARRASARON CON LOS GRAMMYS




Después de la polémica actuación en la entrega de los Premios MTV, cuando más que en Calle 13 el protagonismo recayó en las franelas que usó Residente, el dúo puertoriqueño volvió a arrasar. Esta vez se ganó, nada más y nada menos que cinco Premios Grammys. ¡Algo está pasando en el mundo y los medios no lo quieren decir! Por ejemplo, tanto Globovisión como sus similares norteamericanos y europeos se apresuraron a afirmar al día siguiente de la gala de los MTV, que René Pérez se había colocado la –ya famosa- franela con el escrito: “Chávez, mejor artista Pop” para burlarse del Presidente venezolano, sin embargo, horas más tarde el propio cantante dejaría claro que no fue así. Lo que nunca transmitieron los medios, fue la euforia del público cuando el reggaetonero apareció en escena con semejante vestimenta. Tampoco, la ovación que le ofrecieron cuando sustituyó la camiseta alusiva a Chávez por la que señalaba a Álvaro Uribe como paramilitar. Esto es bastante significativo porque estamos hablando de un evento que reunió a los más aplaudidos, más sonados, más radiados y mejores pagados artistas comerciales del mundo latino norteamericano. Es decir, los que acaparan la atención de quienes a su vez reciben diariamente millones de mensajes antichavistas. Como diría Leli Páez: “A pesar de los medios, los pueblos están aprendiendo a leer”.
Creo que, más allá de las pasiones… de que nos guste o no el reggaetón; de que nos guste o no Calle 13; de la evidente cagada de traerse a este grupo para celebrar el cumpleaños de Alí Primera, en vez de haberlo hecho en otro contexto, hay que tomar en cuenta que los tipos están sirviendo de termómetro para medir la temperatura política que los medios distorsionan constantemente. Esto es tan así que, Olga Tañón, quien fue víctima de presiones e inclusive le quemaron sus discos en Miami, cuando decidió cantar en Cuba junto a Juanes en aquel “Paz sin fronteras”, cuya apreciación ya he manifestado a través de esta misma vía, pocos días después ofreció un concierto en el corazón de la gusanera y repletó el escenario. Inclusive, tuvo que sacudir duramente a varios periodistas que pretendieron –en una entrevista- cuestionar su actuación en La Habana. Calle 13, después de aquellas históricas camisetas y del concierto en la Carlota, fue a recibir sus Grammys en Las Vegas e igual que en los MTV, el público se levantó a aplaudir eufórico en cada una de las cinco veces que Residente y Visitante subieron a recoger el galardón. Nadie les sacó la madre… nadie los amenazó de muerte… nadie les gritó: “fuera chavistas vendidos”, como esperaban CNN, Caracol y Globovisión, entre muchos otros medios. No, los músicos borinqueños fueron recibidos por sus colegas y demás invitados a cada vuelta del escenario, con abrazos, besos, apretones de mano y congratulaciones. En las calles del Bronx, Puerto Rico y gran parte del mundo, sus millones de fans celebraban el éxito de los polémicos reggaetoneros chavistas.



Y… que conste que no estoy promocionando a Calle 13, ni al reggaetón. Eso lo dejo a mi amigo Cheo Bracho, conocedor y amante de este género –según él- voz emergente de los barrios antillanos y neoyorkinos. “Yo me muero como viví” junto a Silvio, Alí, Lilia Vera… y a pesar de todo, a Sabina. Pero que sirva esto como ejemplo, primero para los guabinos que creen que con eufemismos o “neutralidades” van a garantizarse el éxito. Aquellos que muchas veces se financian con dinero de la revolución pero andan con el cuento de que “el arte y la política no deben juntarse”. Y en segundo lugar, para los que por su miopía no pueden ver que Calle 13 ha tenido la valentía de meterse en el estómago del monstruo para reventarlo desde adentro y develar al mundo que hasta en Estados Unidos hay chavistas como arroz en China. Para quien no lo sabe, este dúo ha vendido millones de discos en todo este Continente y el mundo, llevando el mismo mensaje antiimperialista de nuestra Revolución… ¡Claro! a su estilo y con su particular lenguaje callejero, asumiendo como Alí que “no hay mayor grosería que esta misma sociedad”. Que ha montado una tarima para cantar de gratis y denunciar públicamente al FBI por el asesinato de Filiberto Ojeda en Puerto Rico. Y que ya se ganó hace dos años un Grammy, con un video en el que mostraba una de las desconocidas maravillas Suramericanas: El Salar de Uyuni, del altiplano boliviano. Qué tal si se les ocurre hacer una canción a Nuestra Revolución y se vuelven a ganar cinco Grammys. Creo que mejor mensajero no vamos a conseguir.