domingo, 9 de marzo de 2008

A correazo limpio


La reciente cumbre del llamado Grupo de Río que se llevó a cabo en República Dominicana fue un verdadero reality show. Casi como un partido final de mundial de fútbol acaparó la atención de centenares de millones de televidentes y usuarios de medios de información en todo el planeta. Especialmente en Venezuela, Colombia y Ecuador, pero también en muchos otros países sin participación directa en el conflicto se generaron cadenas de televisión y radio para transmitir en vivo y en directo los acontecimientos del evento diplomático más importante de los últimos años. La atención fue tal que, así como los dignatarios reunidos en Santo Domingo, la gran mayoría de los espectadores cautivos decidieron prepararse un refrigerio y postergar -en nuestro hemisferio- el almuerzo y en otras latitudes la cena para no perderse detalles de la discusión. Hasta CNN y los canales que a esta señal se pegaron se inventaron mecanismos alternos para cumplir con sus compromisos comerciales sin desconectarse, seguros de que si lo hacían perderían teleaudiencia.
Siguiendo con los términos deportivos, en la contienda se enfrentaron dos rivales: en la esquina derecha, el lacayismo imperial y capitalista representado en Uribe y en la izquierda el socialismo bolivariano con su pupilo Correa. El primero teniendo como entrenador a Bush y el segundo a Chávez. A la diestra se escuchaban los gritos de la barra de paracos y vendepatrias que aupaban a su púgil y a la siniestra la insurgencia popular hacía lo propio con el representante meridional. Hay que destacar el excelente arbitraje de Leonel Fernández.
Para empezar Correa logró, con ayuda de Chávez , imponer un punto único de discusión en la Asamblea… antes, casi por unanimidad, la OEA aceptó que Uribe violó la soberanía ecuatoriana; en la cumbre del Grupo de Río todos condenaron la agresión Uribista; el gobierno colombiano tuvo que emitir un comunicado en el que reconoce la violación de la soberanía colombiana; el presidente neogranadino tuvo que pedir disculpas una y otra vez; el mayor ridículo es que nadie en el planeta y mucho menos en tan importante encuentro se atrevió a dar crédito, ni defendió las estúpidas pruebas de las computadoras antimisiles, lo cual dejó a Uribe como el verdadero Bart Simpsoms latinoamericano; en la resolución leída por el presidente del G-R, Leonel Fernández, no se menciona a las FARC como terroristas, como pretendía Bush y sus secuaces; un detallito menor, pero que también cuenta es que al final… al momento de “la paz esté contigo”, quienes le dieron la mano a Uribe no tuvieron más de cinco segundos de contacto, mientras a Correa y a Chávez los abrazaron; otro punto a favor de la izquierda fue que tanto el moderador como varios de los jefes de Estado expresaron tomar la palabra de su colega venezolano para proponer el acuerdo final; tal fue la cayapa que, Daniel Ortega aprovechó para sacarle a Uribe concesiones en relación al diferendo por las islas San Andrés; también vale decir que la asamblea le permitió a Chávez llevar como invitada especial a la madre de Ingrid Betancourt, ícono del proceso por la paz, quien por cierto, aunque no la dejaron hablar, todos saben que fue a exigirle al presidente colombiano que permita la salida pacífica al conflicto… o lo que es lo mismo fue a condenar las acciones bélicas que dieron origen al impase diplomático.
En resumen el hijo de Manuela Sáenz puso a pedir cacao al ultimogénito de Santander quien al final tuvo que salir con su rabo entre las piernas a ver a través de RCN las nuevas pruebas de vida que las FARC enviaron al gobierno venezolano como muestra unilateral de querer contribuir a lograr la paz en Colombia.

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