miércoles, 16 de abril de 2008



Creo que la Universidad Bolivariana intenta hacer un aporte… por lo menos en su propuesta se plantea reformular la carrera académicamente, es decir, patear el frívolo y perverso sentido que le han dado las escuelas tradicionales y asumir un postulado socialista y verdaderamente humanista. Lo mismo se esta haciendo con otras carreras como la de derecho y la medicina. Pero si el Estado y la revolución no reivindican el ejercicio del periodismo en los medios ¿qué sentido tiene estudiar esta carrera, si igual se puede ejercer de forma ligera? Sería preferible estudiar cualquier otra profesión que no esté tan prostituida y usurpada… y si se quiere se ejercen las dos: una formalmente y otra empíricamente.

Lo peor de esta crisis profesional del periodismo es que todos los que lo ejercen arbitrariamente apuntan hacia intereses muy específicos: el económico, el político o el de la fama… algunos conjugan los tres. Aclaro nuevamente, muchos de los licenciados en este oficio persiguen lo mismo… pero eso no justifica el libertinaje de ejercicio. Las televisoras y radios del país están llenas de empresarios de la publicidad, payasos y candidatos. “Siempre ha sido así”, me dijo hace poco un colega. Eso es verdad… pero hoy estamos proponiendo una revolución para combatir las perversiones, sean sociales, económicas, culturales, electorales, comunicacionales o periodísticas. Como estudioso del periodismo y la comunicación, aplaudo y me enorgullece conocer casos como ANCLA, Catia TV, que nos han dado lección de ética y entrega comunitaria… y hoy me parece fenomenal Ávila T.V. Y para no ser injusto Aporrea que ya es un paradigma. Cito estos ejemplos en representación de muchísimos otros en el país, porque estos fenómenos comunicacionales han generado una dinámica que rompe con la teoría académica de que los medios no pueden ser de comunicación porque no hay equidad en la retroalimentación de mensajes. Pues estos medios han logrado traspasar las barreras de la desigualdad de condiciones entre el que emite y el que recibe en el proceso mediático. Eso lo demostró Catia TV, Radio Perola y ANCLA en abril del 2002, cuando pudieron generar una respuesta de organización que contribuyó en gran medida con la vuelta del presidente Chávez. Pero eso no es periodismo. Ni es a ellos a los que me refiero, sino a los oportunistas que por tener dinero, influencias o la gracia divina de algún poderoso, se convierten de la noche a la mañana en periodistas… previo a ser aspirantes a cualquier cargo de elección mediática. Probablemente si se exigiera credenciales para el ejercicio del periodismo, habría más candidatos buscando votos en las calles que sentados frente a una cámara de televisión o un micrófono de radio soñando con el raiting y dándoselas de Mesías.

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