jueves, 17 de septiembre de 2009

CON UNO BASTA

Los diez mandamientos del Cardenal






Hace unos años, mi gran amigo Franklin Díaz, uno de los mejores músicos del Zulia y Venezuela… me mostró una canción que acababa de hacer. “Con uno basta” se llama la pieza que trata una reflexión filosófica sobre los diez mandamientos del Dios de la iglesia Católica y Cristiana. Sin ser yo religioso y más allá de la excelente melodía, me conmovió el tema porque se refiere en forma estético-noética, como diría el comunicólogo español José Luis Martínez Albertos, al decálogo de compromisos que, desde hace milenios, asumen los que se bautizan bajo los preceptos bíblicos.
Él, los analiza uno por uno y concluye que los tres primeros corresponden, a la afiliación religiosa, es decir, al aspecto estrictamente teológico: “Amarás a Dios sobre todas las cosas” (1); “No tomarás el nombre de Dios en vano” (2) y “Santificarás las fiestas” (3). El sexto: “No cometerás actos impuros” y el noveno: “No consentirás pensamientos ni deseos impuros”, deberían ser uno solo porque nadie comete actos, ni puros, ni impuro, sin antes pensarlo. Debería saber Dios que, el decir: “No pensé lo que hacía”, puede que tenga sentido mientras lo hacía… pero no antes. Además, estás dos leyes entran en la materia socialmente moral, lo cual las hace relativas de cultura a cultura… inclusive de generación a generación… y por supuesto de sociedad a sociedad. La impureza de mostrar las piernas en el mundo árabe dista mucho de la admiración con la que Vladimir Acosta observó los hermosos muslos de María Corina Machado, mientras ésta se entrevistaba con Jorge Bush.
El quinto; el séptimo; el octavo y el décimo, son los que según Franklin se resumen en “Amar al prójimo como a ti mismo”, ya que quien ama a los demás como se ama a sí mismo, no va a osar matarlos, cumpliendo así el quinto mandamiento. Sí de verdad ama al otro como a su propio ser, tampoco lo robaría, porque uno no se roba a uno mismo, con lo cual estaría saldado el séptimo. Menos se suelen levantar falsos testimonios o mentiras contra uno mismo, así que tampoco lo haría contra quien ame tan profundamente como así mismo, quedando librado el octavo. El décimo: “No codiciarás los bienes ajenos” tiene que ver con la envidia y… por supuesto como uno no se envidia a uno mismo, no envidiaría a quien ame como así mismo, por el contrario se siente orgulloso de los logros del ser amado, como de los de uno mismo.