martes, 9 de septiembre de 2008

A OTRO CON ESE CUENTO CHINO… VIDAL


Por allí andan diciendo que se fue… que dejó la pluma tirá y se esmollejó a buscar a su carnal Cheo González, quien salió primero con La Chiche, hace como dos años. Quién sabe donde carajo estarán metidos hablando de boleros, de la filosofía del humor, de periodismo fino, de béisbol, de política y de politiqueros… de aquellos tiempos en la Sorbona, de la LUZ de Losada que ellos heredaron y supieron respetar… y de la que ahora hay que rescatar para devolvérsela al futuro… o quién sabe sobre qué otra vaina llena de complejidades intelectuales y poéticas estarán discutiendo. Yo lo fui a buscar por Santa Lucía, en Capirugente, en La Cuadra de los Coroneles, en los Palafitos… por toda la Plaza Baralt y hasta le pregunté al Padre Vidal y no lo encontré… pero yo sé que anda por allí.

1 comentario:

Liga de Softbol de Periodistas dijo...

A mi padre
Ayer lunes 8 de septiembre fue la ratificación del famoso dicho que reza “NADIE SABE LO QUE TIENE HASTA QUE LO PIERDE”. La muerte física de mi padre solo sirvió para terminar de demostrarme algo, que el chinito era un gran hombre. Quizás nunca me di cuenta porque todos los días lo tenía en mi casa y no me esforzaba en disfrutar de la compañía de un ser tan especial.
Dejé de decirte que te amaba por ese orgullo tonto que me caracteriza. De ti heredé el don de la escritura, aunque estoy a años luz de tu virtuosidad para las letras. Heredé el amor hacia la pelota aunque mientras tu eras un furibundo seguidor de los Tiburones de La Guaira yo lo era de las Águilas del Zulia. Tu admirabas a Roberto Clemente y yo a Miguel Cabrera en la gran carpa. Tú idolatrabas a Isaías “Látigo” Chávez y Vidal López mientras yo lo hacía con Carlos “Cañón” Quintana y Oswaldo Guillén.
Mientras ayer el salón se llenaba de gente que nunca en mi vida había visto pero que manifestaban una profunda admiración hacia ti, me daba cuenta de lo grande que fuiste papá. Llegaste al corazón de la personas con tu silenciosa picardía, esa misma que sirvió para que hoy todos estén aquí despidiéndote. A veces el destino actúa de una forma curiosa y se lleva a esas personas nobles para convertirlas en leyendas. Eso pasó contigo pues tu letra quedará escrita en todas las personas que te conocieron.
Dejas un gran legado mi viejo, uno lleno de sabiduría y honestidad, fuiste de esos hombres que no tienen precio, que era más importante siempre un buen artículo que un jugoso cheque. Dejas una esposa y tres hijos; Luisa madre única, amiga y tu eterna novia. Ana Cristina; hija, hermana heredera de tu inteligencia y tu carácter. Yo, Gabriel “Gabo”, hijo, hermano, único varón, heredero de tu apellido y de una pizca de tu talento, te debo la mitad de lo que soy porque la otra mitad se la debo a mami. Luisana “Luisi”, hija, mi hermanita, tu preciosura, la luz de tus ojos. Dejas físicamente una familia que levantaste junto a mi mamá, dejas un espacio vacío, pero quedas en nuestros corazones por siempre.
Coño viejo te nos fuiste, me echaste una vaina, me dejas a cargo tres mujeres y sólo te pido fuerzas para no caer, para no llorar en las noches cuando entre a la casa y no te vea en la computadora escribiendo, para no dejarme vencer por la adversidad de tu ausencia.
Ayer fue una noche larga para no decir interminable, muchos recuerdos pasaron por mi cabeza, el primer guante que me regalaste y esa forma de fildear que me enseñaste siempre ponérmele de frente a los roletazos. Aquel primer juego que me llevaste junto a tu viejo amigo David Vizcaino, cómo olvidarlo mi pana, Cardenales de Lara contra Águilas del Zulia, un duelo de lanzadores entre los zurdos Antonio Castillo y Wilson Álvarez, partido que ganaron los crepusculares 2x1. No olvidaré mis primeros cuentos, el libro del “Gato” Galarraga, el del gran boxeador Muhammad Alí o los de Juan Vené.
Eras de esos hombres llenos de sueños, con una convicción revolucionaria incorruptible de esos que ponían por delante el pensamiento antes que el dinero, de esos hombres que rescataban las palabras por encima de las cifras monetarias. Fuiste, eres y serás único, inteligente, músico, poeta, loco, padre, hijo, hermano, amigo, soñador, escritor, pero lo más importante un gran hombre.
Papá gracias por todo lo que me enseñaste y perdóname por no decirte más seguido que te amaba, mi orgullo me vencía y hoy me arrepiento de ser tan estúpido por no doblegar tan absurdo sentimiento. Ayer te vi viejito, ayer te escuché y hoy te escribo. Perdón por todas las idas a los colegios para recibir quejas de mi, perdón por pelear con mis hermanas, con mi mamá y contigo. Perdón por no ser quien esperabas, pero al igual que tú soy terco chamo, coño papi que vaina tan arrecha me echaste.
Yo cuidaré a mis hermanas y mi mamá, pero no me dejes sólo, tengo miedo lo confieso, porque no será fácil aunque lo intentaré hasta desgarrarme el alma en protegerlas. Nunca se me hizo tan difícil escribir como hoy chinito.
Te dejo papá ya mis lágrimas no me dejan ver el monitor de la computadora, me desperté a escribirte y dejarte algo que no se si pueda leer en la misa de hoy, sino lo hago es por dolor y porque la voz se me quebrará, pero se lo daré a alguien que si podrá hacerlo.
Te dejo mi pana, debes estar en una nube gozando una bola con Cheo y la Chicha, con los abuelos y otros amigos que se fueron hacen tiempo. Allá debes estar escribiendo en el cielo, mientras escuchas la música de los Colina y Alí Primera.
Hasta luego papi, estas letras son para ti, para mi, para nuestra familia y todos los que te admiran. Eres mi ídolo nunca te lo dije perdóname esa también. Perdí mucho tiempo y es lo que me parte el corazón hoy, te debo otras que te iré pagando con el tiempo.
Hasta pronto papi, chino, chinito, mi pana, nos vemos chamo TE AMO.

Gabriel Vidal Chávez Arrieta
"Gabo"