lunes, 22 de diciembre de 2008




Decíselo vos Heriberto Molina. Explicale al Papi Zuleta que no sólo faltan poetas, sino que sobran los fantoches… los que piensan que la rima es un accesorio; que la poesía es esa vainita blanca que llaman caspa y que la musa la venden en Sarita y Alvarito después de las diez de la noche. Mandale un zurdazo vos a los que creen que Astolfo es un fabulador que inventó a Luis el Perro e hizo “La otra tamborilera” porque la primera no le gustó. Recordale vos, Pedro Rossel a los compositores “facilistos” que “gaitero no es todo el mundo, porque para ser gaitero, hay que ser maracaibero y haber visto el Catatumbo”. Que no es suficiente con querer y que el paradigma no es Coquimba, sino Barrio Obrero de Cabimas. Las cruces del cementerio El cuadrado no le alcanzaron a Octavio Urdaneta… se le acabaron los epítetos y lanza en ristre marco la retirada.

“La piqueta le cayó,
el trabajo es decidido”
la feria y su tradición
ya pasaron al olvido.

¿Qué vamos a extrañar ahora Jorge Luis Chacín? Sin amaneceres gaiteros; sin festivales de gaita (de verdad, no los políticos o publicerveceros); sin Feria de la Chinita. Después de varios años –alternos- fuera de Maracaibo, entiendo que esas profundas ganas de querer estar allá cada dieciocho de noviembre; trece de diciembre o navidad, no son más que una rabia guardada en un rincón de la melancolía. Tal vez sea la extraña necesidad de estar en mi ciudad desahogando año tras año, junto a los amigos y familiares, la tristeza de no tener todo aquello que nos hacía sentir únicos. Hoy me siento orgulloso, León Magno, de lo que tuvimos… y de lo poco que aún nos queda.

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