sábado, 7 de noviembre de 2009




Y… que conste que no estoy promocionando a Calle 13, ni al reggaetón. Eso lo dejo a mi amigo Cheo Bracho, conocedor y amante de este género –según él- voz emergente de los barrios antillanos y neoyorkinos. “Yo me muero como viví” junto a Silvio, Alí, Lilia Vera… y a pesar de todo, a Sabina. Pero que sirva esto como ejemplo, primero para los guabinos que creen que con eufemismos o “neutralidades” van a garantizarse el éxito. Aquellos que muchas veces se financian con dinero de la revolución pero andan con el cuento de que “el arte y la política no deben juntarse”. Y en segundo lugar, para los que por su miopía no pueden ver que Calle 13 ha tenido la valentía de meterse en el estómago del monstruo para reventarlo desde adentro y develar al mundo que hasta en Estados Unidos hay chavistas como arroz en China. Para quien no lo sabe, este dúo ha vendido millones de discos en todo este Continente y el mundo, llevando el mismo mensaje antiimperialista de nuestra Revolución… ¡Claro! a su estilo y con su particular lenguaje callejero, asumiendo como Alí que “no hay mayor grosería que esta misma sociedad”. Que ha montado una tarima para cantar de gratis y denunciar públicamente al FBI por el asesinato de Filiberto Ojeda en Puerto Rico. Y que ya se ganó hace dos años un Grammy, con un video en el que mostraba una de las desconocidas maravillas Suramericanas: El Salar de Uyuni, del altiplano boliviano. Qué tal si se les ocurre hacer una canción a Nuestra Revolución y se vuelven a ganar cinco Grammys. Creo que mejor mensajero no vamos a conseguir.

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