domingo, 17 de mayo de 2009

Al son del Flamenco Holandés




Extrañamente, me sentí como en Santa Lucía. En mi barrio El Empedrao… en la esquina de San Luis, a que Diego o en la Esquina de Palermo... en Maracaibo. Con miles de kilómetros y leguas de tierra y mar de por medio, me sentí como allá. Pero no, estaba aquí. En una hermosa calle de aspecto antiguo y bajo el nivel del mar. Allí me tropecé con una de las pocas expresiones musicales propias con las que cuenta Holanda: el flamenco. Pero no el flamenco español, sino el neerlandés. Para el que no lo sepa, en este pedazo de mundo aorillado al Mar del Norte también hay flamencos, como en Andalucía y Rumanía. Ya son muy pocos los que cultivan y preservan como un tesoro esta cultura, pero allí están todavía… al sur de Holanda, muy cerquita de Bélgica. Otra vez constatamos como la música es el verdadero idioma universal. El cuatro venezolano se acopló a los ritmos de los flamencos. Como la contradanza se acopla al danzón… como la gaita al carnaval boliviano… así mismo fluye la sublime transición del flamenco al joropo, como ya nos lo había dicho el maestro Tomás Montilla. Aquí te esperamos Gustavo Colina.




















1 comentario:

amc dijo...

Es que no lo puedo creer. Ni que estuvieras encima de un pedazo de Zephyr estartalado y con una llave inglesa en mano... Hermano, ese no es el Darvin que conocí hace casi 20 años... En realidad me alegra tanto verlo en esas andanzas, haciendo cultura tan, pero tan requetelejos de esa Santa Lucía gaitera... Las vueltas que da la vida.
Un gran abrazo hermanito.

Arnoldo Morales C.