jueves, 5 de marzo de 2009

HOLANDA EN DOS RUEDAS
















Bajo el nivel del mar… pero apenas a unos metros de él, Holanda se mantiene en equilibrio. Le ganó terreno a la costa fría para fundarse con sus molinos de viento, sus tulipanes, sus quesos y su idioma cada vez más propio. Hoy sus calles se reparten -organizadamente- entre carros, peatones, caballos, trenes, tranvías, metros y bicicletas… miles de bicicletas. En cantidad superan con creces al resto de las formas de transporte citadino. No hay límite de edad ni prejuicio social para montarse en las dos ruedas y echarse a andar. Igual un niño de tres años que un joven de ochenta; una secretaria que un diplomático. Hay estacionamientos sólo para bicicletas y vías exclusivas para ellas. Las hay con dos y tres puestos… familiares… para bebés y con porta bebés… con puestos para mascotas. En fin, adaptadas a todo tipo de necesidad. Ni las faldas, ni los sobretodos, ni los paraguas… ni ningún atuendo impide el equilibrio. Como malabaristas se les ve a los ciclistas sosteniendo el teléfono, una bolsa de supermercado, o cualquier otra cosa… y con la otra sosteniendo el volante. Inclusive en invierno se les ve pasar manteniendo el equilibrio mientras evaden el frío con las manos en los bolsillos.











































































No hay comentarios: