A estas
alturas y… después de los recientes resultados electorales es bastante lo que
se ha dicho, desde todos los flancos de esta guerra “política”, en relación a
los símbolos utilizados por los actores de esta contienda. Desde la “industria
cultural” (de acuerdo a la perspectiva de Mattelart), se sigue ofreciendo a los
Estefan, la payola, el Grammy, la Guerra de los Sexos y a Sábado Sensacional,
como productos estratégicos de captación de votos. La oposición le da crédito a esta propuesta
mediática, aunque sean pocos los actores visibles de este sector los que se
hayan atrevido a proponer sus nombres como candidatos. La razón, hay que
analizarla: ¿desconfianza en su propio poder de convicción política,
desconfianza en el proyecto opositor… o desconfianza personal en los “líderes”
de ese bando? Inclusive, algunos de los que han decidido explorar en la
política… después de ser férreos opositores, saltan la talanquera y se ofrecen
al chavismo que, no sólo los recibe con los brazos abiertos, sino que en una
muestra de aprobación de esta estrategia
del show business… los promueve como una posibilidad de atraer a la clase
media, que se supone mayoritariamente opositora. Además se invierte tiempo,
dinero, “capital político”, institucionalidad y… hasta credibilidad en estos
elementos “sobrevenidos” de la farándula más imperialista, alienante y burda. Y
debo aclarar que no atribuyo estos calificativos a las personas en cuestión,
sino al sistema de dominación mediática al que ellos –sin duda- pertenecen. Pero
¿cuál ha sido el saldo de esta estrategia? Para la “Industria cultural”, la
legitimación de los estereotipos por parte del Chavismo. A juzgar por los
últimos resultados electorales, los únicos votos “clase media” que ha sumado el
Chavismo son los propios candidatos extraídos de la farándula. Para el 7 de
octubre de 2012 se aspiraba la meta de 10 millones de votos y solo se llegó a 8
millones, es decir hubo estancamiento… mientras que la oposición aumentó en proporción. Y de esa fecha al 14
de abril de 2013 migraron 700 mil votos del chavismo a la oposición y la brecha
se redujo peligrosamente. Para la oposición, el saldo parece ser: ganar parte
del terreno que el chavismo, con esta estrategia de “marketing mediático”, ha
perdido.
Qué puede
ser más efectivo que la entrega de viviendas, el aumento sostenido del salario,
que dar cupos universitarios al medio millón de antiguos “flotantes”, que
acabar con el analfabetismo, que entregar computadoras a todos los estudiantes
de primaria y secundaria. Que devolverle la vista a todos los que padecían
“catarata” u otras afecciones de sus órganos visuales. Que Barrio Adentro, que
Mercal… y la tapa del frasco, algo sin antecedentes en el mundo: bajar los
precios a todos los productos y servicios. ¿Por qué entonces no creemos en
estos logros como elementos centrales de nuestras campañas electorales? Yo no soy “Filósofo Político”… ni quiero
serlo, pero creo que los candidatos de la Revolución deben apoyarse en los
logros de la Revolución y no en sus carreras o currículos personales. Porque,
ni todos los grammys, ni todos los seguidores del twitter, ni todos los títulos
de La Sorbona, superan en importancia el legado de Chávez y sus misiones. Ni
Gandhi, ni La Madre Teresa de Calcuta, ni Mandela, ni el Che, ni Chávez, ni Alí
Primera, son relevantes por sus títulos o premios… y mucho menos por aparecer
en televisión, sino por sus obras y su conexión directa con los pueblos. Desde
mi humilde punto de vista… en este momento el mayor logro de la Revolución
Bolivariana es tener como Presidente a un obrero, de extracción humilde,
formado políticamente en las mejores escuelas de la izquierda revolucionaria y
consciente de que el voto popular no se gana en las academias, sino en los
barrios.
Chávez, no
sólo demostró que desde el mismo momento que ingresó a una estructura tan
derechista como la Fuerza Armada de aquel momento, ya se estaba formando en lo
político… ya estaba como un sabueso rastreando los pasos y enseñanzas de su
bisabuelo Maisanta. Muchas veces nos contó que, no sólo oía, sino que le
prestaba atención a los discursos de Fidel. La primera vez que tuvo la
oportunidad de hablar públicamente –más allá del “por ahora”- nos demostró que
ya traía a Bolívar, a Samuel Robinson, a Zamora y a Alí Primera por dentro.
Cuando llegó a la presidencia ya había cruzado el umbral de la muerte que
representaba Carlos Andrés Pérez y ya había pasado casi cinco años recorriendo
cada barrio de nuestro país. Así que nadie puede decir que Chávez es producto
de aquel instante mediático que le dio fama mundial. Si de verdad creen en
Chávez y sus enseñanzas, salgan entonces los candidatos a “patear la calle”,
para que la próxima vez la gente los conozca porque les ha dado la mano y no
porque los ha visto en televisión.
Para
terminar, un breve, elemental y puntual análisis de lo ocurrido el pasado 8 de
diciembre: En Maracaibo, el candidato… aun estando en el mes y la ciudad de la
gaita, cerró su campaña con un vallenatero traído de Colombia… y perdió. En
Petare “El Potro” se trajo de Puerto Rico al Reggaetonero Don Omar… y perdió. En
Barinas, cuna del Comandante Supremo, quien fuera amante de la música llanera,
el candidato cerró con quién más lloró por RCTV… y perdió. Y esto por citar
sólo tres ejemplos, que por cierto estuvieron repletos de gente que después
votó por la oposición.
Como
contraparte, Luis Caldera candidato en el municipio Mara… más cercano a
Colombia que Maracaibo, cerro con Cristobal Jiménez… y ganó holgadamente.
Garcés en Los Teques, cerró con salsa y gaita… y ganó. Jorge Rodríguez en el
municipio Libertador de Caracas, cerró con salsa y gaita… y arrasó. Y Ernesto
Villegas que compartió el cierre de gaita y salsa con el alcalde del municipio
capital, perdió por 0,4 %, es decir que, probablemente, sin Don Omar y la
Guerra de Los Sexos, hubiera ganado también.
Queda
demostrado entonces, que la farándula no garantiza el triunfo electoral… no
subestimemos a nuestro pueblo ni a nuestros verdaderos cultores. ¿Por qué no
correr el riesgo entonces con Evio Di Marzo, Liia Vera, Francisco Pacheco,
Pérez Rossi, Cecilia Todd… y muchos otros “Artistas de verdad”? No quiere decir
que ellos si garanticen el triunfo electoral… pero es más honesto, en una
revolución, arriesgar con el arte y no con la farándula.
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