No puedo decir nada en contra de quien tuvo la oportunidad histórica que solo han tenido muy pocas mujeres. No puedo hablar en contra de quien pudo elevar el género femenino a lo más alto. No puedo expresar lo que pienso de quien pudo ser digna heredera de Luisa Cáceres de Arismendi, Bartolina Sisa, Manuela Sáenz y Eva Perón. Que lo haga el tiempo… la implacable memoria de los pueblos. Que la juzgue el devenir. “El rumor de la barbarie”, como diría Alejandro Moreno. Yo no puedo. Y no puedo porque es la madre de Rosa Inés… y Rosa Inés es la hija adorada de mi Comandante en Jefe… el Comandante en Jefe de millones en Venezuela y el mundo. Y porque Rosa Inés no merece saber lo que yo pienso. Por eso no puedo… solo por eso. Ojalá ningún chavista lo haga. Y ojalá, cuando la niña crezca no sea demasiado tarde para la madre. Porque la sangre de guerrero es la más fuerte de todas las sangres… y esa es la que corre en las venas de la tataranieta de Maisanta.
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